viernes, 24 de diciembre de 2010

¡Feliz Navidad!

Faltan todavía algunas horas para la fecha exacta en que Occidente moderno el triunfo de la luz sobre la oscuridad y la esperanza de vida tras los días más oscuros del solsticio. La fiesta cristiana de la Navidad conmemora el nacimiento del Cristo, símbolo de la esperanza y luz del mundo.

Hoy Nisaba no se entretiene en palabras y sintaxis, en reglas y divagaciones sobre la escritura. Hoy nos unimos a la celebración del retorno del sol en su camino hacia la luz y al nacimiento de la buena voluntad en los corazones de la humanidad.

¡Feliz Navidad!


P.d.: y si tenía alguna duda, la Real Academia dictamina que Navidad se escribe con mayúscula, por tratarse del nombre de una festividad religiosa.

sábado, 18 de diciembre de 2010

¿Por qué se necesita la norma editorial?

La nueva ortografía del español ha levantado mucha polémica. La solución, fortuita o no, ha sido echar lo que a los oídos de un audiencia acostumbrada a seguir órdenes ha sonado como un balde de agua fría: la norma es opcional. Cada hablante decidirá si la sigue o no.

Esto ha dejado a muchos en la incertidumbre: “¿Cómo puede ser opcional una regla? ¿Y ahora cómo se hacen las cosas?”. Cuando la adecuada reflexión no acompaña esta clase de afirmaciones, se corre el riesgo del caos. Si ninguna regla es “obligatoria”, ¿para qué estudiar gramática? ¿Para qué hacer el esfuerzo de aplicar un estándar? ¿Para qué necesito conocer la diferencia entre un adjetivo y un pronombre, si de todas maneras importa poco la forma en que los escriba? Y si ahora todo es correcto, ¿por qué la editorial me pide que haga las cosas de una cierta manera…?

La ortografía y las normas gramaticales son un instrumento necesario para garantizar la comunicación. No escribimos para nosotros; escribimos porque tenemos la necesidad de comunicar algo: tenemos algo que decir y no es suficiente gritarlo al viento y conformarse con su desvanecimiento en el aire. Las palabras emitidas a través de la oralidad son efímeras y bellas en su trágica e inevitable desaparición y en los límites de su alcance. La voz llega hasta donde llegue el sonido. La onda expansiva tiene un final. Y aun cuando la tecnología de las comunicaciones ha cambiado esta condición, igual desaparecen una vez finalizada la transmisión. Por eso escribimos. Por eso sentimos la necesidad de dejar, literalmente, una marca en el mundo. Una huella tangible y visible cuya permanencia se extienda más allá de nuestro periodo vital. La escritura es un medio para mantener la ilusión física de la eternidad…

Un lugar común, nada nuevo digo, excepto traer la atención sobre el hecho incuestionable de que escribo para ser leído por otro, por alguien distinto a mí. ¿Y cuáles son las consecuencias de este hecho desde el punto de vista editorial? Si quien lee el texto carece del código para descifrarlo, el acto mismo de la lectura es imposible. Y aun las palabras más bellas escritas en piedra se desvanecerán y perecerán en la sombra de los tiempos, si se convierten en signos sin código, en formas sin contenido.

La norma editorial se encarga de mantener un código estable, común y difundido entre todos los lectores para garantizar el acceso a los contenidos del texto. La ortografía, la ortotipografía e incluso la gramática son instrumentos para mantener la estabilidad de los signos gráficos que hacen posible la comunicación textual. La gramática también existe en la oralidad: las oraciones tienen sintaxis, la posición de las palabras contribuye a desentrañar su significado.

En el texto escrito la sintaxis y la morfología por sí mismas son insuficientes; necesitan de signos gráficos que las hagan evidentes y reproduzcan apenas algunas de las variaciones significantes de la voz. Por ejemplo, ¿cómo se escriben un tono, un énfasis, una pausa? Un ejemplo típico del español es la tilde: un signo gráfico modificador (ni siquiera alcanza el estatus de letra) para indicar una diferencia en la entonación. Ni hablar de los gestos, totalmente ausentes del texto escrito, si no es mediante la descripción.

Una editorial, cualquiera que sea su especialidad, es una empresa de comunicación cuya finalidad principal es publicar textos escritos que serán difundidos entre una amplia audiencia. El tiraje mínimo es de 500 ejemplares (aunque ya se hacen tirajes aún menores) y un best seller puede llegar a vender millones de copias, no solo en el pináculo de su éxito sino a lo largo del tiempo (long seller). Y cada copia, ya lo sabemos, pasará por muchas manos en su larga vida, que puede alcanzar siglos.

En consideración a esos lectores incontables redactamos, seguimos y aplicamos las normas editoriales. No nos motiva el interés de estar constantemente dictando órdenes y creando reglas. Nos interesa mantener un código generalizado y ampliamente difundido que garantice el éxito del acto de lectura. Nuestros libros se publican para ser leídos y esa es razón suficiente para hacer el máximo esfuerzo por publicar textos legibles y comprensibles por toda la audiencia. Esa es la función de la norma.

Así, la nueva ortografía de la Real Academia Española y las Academias Americanas es opcional; pero las editoriales seguirán necesitando sus estándares de publicación y esos, para los colaboradores de esas editoriales, no son opcionales: son un gesto de amor y un acto de responsabilidad hacia sus lectores.

martes, 14 de diciembre de 2010

Scrivener para Windows beta 1.4

Para quienes están utilizando el Scrivener para Windows en su versión beta, ya está disponible la versión 1.4. Los betas anteriores ya expiraron; por lo tanto, para seguir utilizando el programa es necesario instalar esta nueva versión, que caducará el 30 de enero de 2011. Conviene revisar la lista de problemas todavía no resueltos, tanto para conocer las limitaciones de la versión, como para contribuir al reporte de errores. Se espera que la versión comercial esté lista para el mes de febrero.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Algunas normas de la nueva ortografía

Este artículo no tiene nada de novedoso. Es tan solo un sumario de los cambios de la nueva ortografía ya aprobada por las academias de la lengua, tanto la española como las americanas, según la información proporcionada por la prensa. Los recopilo aquí como un avance, mientras la obra sale de los talleres de impresión, cruza el Atlántico, llega a mis manos y puedo comenzar a jugar con sus 800 páginas.

Nombres de letras
Una de las novedades de la nueva ortografía es la revisión de los nombres de las letras del alfabeto, en una búsqueda de la unificación y la coherencia. El tema ha levantado polémica porque, aunque pareciera un tema minúsculo, las tradiciones culturales han demostrado su peso.


  1. La letra y dejará de llamarse oficialmente y griega y se denominará, en lo sucesivo, ye.
  2. La letra i deja de llamarse i latina y se denominará i.
  3. Las letras b y v se denominarán oficialmente be y uve. (En la mayoría de los artículos periodísticos, se aduce que “en América” a estas letras se las llama “be alta” y “be baja” respectivamente. Dejo constancia de que eso no cuenta para Costa Rica. Aquí, por lo visto, hemos estado siempre a la moda española, porque desde que tengo memoria alfabética, me las enseñaron como “be” y “uve”).
  4. Los dígrafos ch y ll son consideradas dígrafos y no letras. Este cambio de criterio no implica eliminarlas del abecedario; por el contrario, permanecen ahí, pero ahora correctamente clasificadas como signos compuestos por dos letras y no por una (dígrafos).
  5. Se acepta la letra k como plenamente española.
Desde luego, la nueva política de no obligatoriedad de la ortografía deja abierta la puerta para que en cada país se le siga llamando a la letra de la manera que mejor les parezca a sus hablantes, según sus hábitos y costumbres.


Ex, anti, pro
Hasta ahora, estas tres partículas han producido dudas en su grafía debido a que se situaban en un umbral difuso, a medio camino entre una preposición proveniente del latín, un adjetivo (como es el caso de ex) y un prefijo, es decir, una partícula empleada para crear palabras nuevas.

Finalmente se ha dado un paso más allá en el debate y las tres son clasificadas como prefijos. Por lo tanto, ya no se escribirá ex presidente, anti social y pro americano; sino expresidente, antisocial y proamericano. Sin embargo, esta regla solamente se aplica si se afecta una sola palabra. Por lo tanto, en ejemplos como ex capitán general y pro derechos humanos se debe escribir separado y sin guion.


Tildes en solo y este
Se ha removido por completo la tilde del adverbio solo y los demostrativos (este, ese, aquel, aquellos); ya ni siquiera se mantiene en casos de ambigüedad. ¿Cómo sabría un lector si solo significa ‘en soledad’ o ‘solamente’? El contexto se lo dirá. A menudo el problema con estos casos de anfibología es observar los ejemplos fuera de su contexto. Y, en todo caso, para quienes escribimos y editamos siempre está la otra solución: arreglar la oración y el contexto y decir las cosas de otra manera, quizás más elegante.

Este era un cambio que se veía venir, aunque ha sido polémico. La regla sigue siendo opcional, en particular en aquellos países en donde hay un gran apego a esta tilde. En otros, por el contrario, será un alivio.


Tilde en monosílabos
Ya desde la edición anterior de la Ortografía (1999) se había suprimido la tilde en monosílabos que la habían mantenido tradicionalmente, como guion, fie, hui, Sion, riais que antes de 1999 se escribían guión, fié, huí, Sión y riáis. El dictamen era sencillo: “se considera que no existe hiato –aunque la pronunciación así parezca indicarlo–, sino diptongo o triptongo” (p. 46). Sin embargo, todavía se admitía el uso de la tilde puesto que las reglas ortográficas anteriores la recomendaban. Según parece, ahora ya la tilde se ha perdido definitivamente.

Esta regla no afecta los acentos diacríticos; es decir, los acentos cuya función es diferenciar significados distintos. Algunos de estos casos son: el/él, tu/tú, mi/mí, te/té, mas/más, si/sí, de/dé, se/sé.

La única tilde diacrítica que se ha perdido es la o entre dos cifras (números). Se considera que esta es una regla ya no aplica, puesto que los modernos sistemas informáticos permiten distinguir claramente entre una letra o y un cero. Por lo tanto, ya no es admisible escribir “5 ó 6”, sino que se escribe “5 o 6”.


Mayúsculas de términos genéricos antepuestos a nombres propios
Las mayúsculas de términos como golfo de México y calle Felipe IV siempre han dado problema. La nueva ortografía asume una posición clara: la mayúscula se elimina definitivamente. Habrá que leer la nueva edición para ver los alcances de esta norma. Hasta ahora se admitía que canal de Panamá se escribía con minúscula fuera de Panamá, pero con mayúscula en ese país, debido a que al papel central del canal en la historia y vida económica de la nación. Lo mismo ocurría con la península ibérica, (Península Ibérica para los españoles). Habrá que ver la nueva regla y comenzarla a aplicar a los accidentes geográficos locales, como golfo de Nicoya.


Catar, Irak y cuórum
Sí, leyó bien: cuórum. Confieso que Catar me resulta un país exótico, lejano de mi geografía cotidiana, e Irak ya estaba acostumbrada a verlo escrito de esta manera. Pero quorum (que a partir de ahora, si uno quiere emplearlo, deberá escribirlo en cursiva y sin tilde) sí me resulta extraño en su nueva versión castellanizada: cuórum. Esta decisión se ha tomado para dar congruencia a la nueva decisión de aceptar la letra k como plenamente española y para evitar que la letra q, cuando no esté en combinación con la u (como en queso) también represente el fonema /k/. Por lo tanto, solamente las letras c en posición inicial y k tendrán esta función.


Palabras extranjeras
Toda palabra de procedencia extranjera sin adaptación al español se escribirá en cursiva y sin acentos. Esto se aplica a palabras y expresiones latinas no castellanizadas, como ex cathedra, casus belli y deux ex machina. Suponemos que las ya castellanizadas mantendrán su forma adaptada, como ibíd y et álii.


En síntesis
La nueva ortografía ratifica más cambios de los que propone, a juzgar por estos avances. Habrá que esperar la publicación definitiva para conocer los detalles, las minucias y los análisis. La esperanza es que haya ganado en coherencia y haya avanzado, para bien, en la desambiguación de muchas de sus antiguas contradicciones.

martes, 7 de diciembre de 2010

Bienvenida a la nueva ortografía del español

Ya está circulando una lista de los cambios más significativos de la nueva ortografía de la Real Academia Española, desde el pasado 29 de noviembre también avalada por las academias del continente americano.

La nueva ortografía ha sido descrita por sus responsables de la siguiente manera: razonada, amplia y exhaustiva, coherente, simple, moderna, panhispánica e innovadora. Si en verdad logra esta ambiciosa descripción, solo se podrán comprobar cuando la obra esté publicada.


Ochocientas páginas de justificación
Actualmente rige una ortografía de 161 páginas. La publicación que en este momento está en prensa supera, según dicen, las 800 páginas. Sin embargo, no aumenta su tamaño por la cantidad de innovaciones, sino por ofrecer un desglose de los criterios y razones sobre los que se fundamentan las decisiones y por atender áreas grises en donde ninguna publicación anterior había emitido criterio. En este sentido, esperamos con avidez los nuevos capítulos dedicados a las mayúsculas y minúsculas, los nombres propios, las expresiones originarias de otras lenguas y la ortotipografía.

La principal novedad, por lo tanto, no es cuánto modifique el sistema ortográfico español, sino cuánto contribuya a clarificar las escuetas reglas que, hasta la fecha, han dejado vacíos de interpretación y han obligado a gastar horas innumerables (e irrecuperables) en determinar cómo se escribe en nuestra lengua el nombre de tal o cual país o, lo que es peor, si tal palabra lleva o no mayúscula.

La nueva ortografía inclina pero no obliga
Otra novedad que los periodistas difunden de manera absolutista y parcial es la aceptación de que la norma se sugiere pero no se impone. Sin esta condición, difícilmente la Academia Mexicana de la Lengua habría aprobado la pérdida de la tilde en los demostrativos (éste, ése, ésos, aquél, aquéllos…) y en el adverbio solo (antes sólo). Esa academia ha sido, durante el largo debate que precede esta ortografía, la más resistente a este cambio. (Me consta la vehemencia con que los mexicanos defienden estas dos tildes; no me consta el debate académico porque no estuve ahí). El asunto se ha resuelto de una forma salomónica, o dicho en palabras de Humberto López Morales, secretario de la Asociación de Academias de la Lengua, “si alguien cree que se va a morir si no le pone el acento a ‘solo’, pues antes de que se muera pues póngale el acento”.

La norma se acepta o se rechaza, pero dentro un rango de acción. Por ejemplo, no puedo, por puro gusto, escribir “zohlo” simplemente porque “la nueva ortografía no es obligatoria”. Si así lo hiciera (que podría estar en todo mi derecho individual), surge la otra pregunta: ¿quién me entendería? La norma cumple una función homogenizadora y contribuye a garantizar la comunicación entre zonas lingüísticas diferentes. En el mundo editorial es imprescindible. Ahora bien, la norma puede ser vertical, elegida y hasta impuesta por una institución; u horizontal, surgida de la selección popular, el gusto de las mayorías y la imposición del uso… Pero en ambos casos, sigue siendo norma.

La nueva ortografía respeta el uso. Por lo tanto, propone una norma y ahora deja en manos de las masas su aceptación en el uso. Habrá que dejar pasar el tiempo para ver cuáles sugerencias de homogenización triunfaron.

El “nuevo” alfabeto castellano
Otra novedad polémica es la supuesta desaparición de dos letras, ahora consideradas dígrafos: la Ch y la Ll. Este es un asunto de coherencia. En la ortografía de 1999 la Ch era denominada dígrafo (sonido representado por dos signos o grafos) y la Ll era denominada letra. Absurdo o errata, no lo sé; pero incoherencia, sin duda.

La ortografía, por definición, es la correcta norma (orto) de los signos escritos (grafía). Por lo tanto, rige la escritura, no el habla. Entronca con aquella por necesidad, en tanto se entienda la escritura como una representación del habla. Pero desde el punto de vista de sistemas de signos, una cosa son los signos orales y otra muy distinta los escritos.

Por lo tanto, lo que indica la nueva ortografía es la lista oficial de signos escritos del alfabeto castellano, no sus combinaciones. Si el alfabeto representase fielmente todos los sonidos de nuestra lengua, no tendríamos 27 signos alfabéticos, tendríamos 50 o 60. No lo sé. Pero siempre recuerdo una conferencia en la que una estudiante de posgrado de la Universidad de Costa Rica distinguía cerca de 17 variantes del fonema /r/ en un zona muy focalizada del Valle Central (mi memoria falla y no recuerdo la cifra exacta, pero eran muchas). No tenemos un signo para cada R distinta. Puesto que el nuestro no es un alfabeto fonético, un solo signo basta para efectos de escritura y de nomenclatura.

Así, la Ch y la Ll no desaparecen del sistema fonológico, solo de la lista oficial de signos alfabéticos únicos. Siguen existiendo pero considerados dígrafos, es decir, signos compuestos por dos letras. Por eso, un amigo mío cuyo apellido comienza con Ch, antes de tener una crisis de identidad, seguirá abreviándolo con la Ch y no con la C y tiene toda la razón en hacerlo. Que una sea letra y la otra sea dígrafo no las hace menos necesarias a las dos, ni menos eficientes en su condición de signo (ya sea simple o compuesto).


En síntesis
La nueva ortografía ayudará a aunar criterios en toda la región hispanohablante; sin embargo, apenas se está iniciando un largo camino de abierta lectura, discusión y reforma. Sin duda dentro de 10 o 15 años aparecerá una nueva ortografía en donde ya se recojan muchos de los criterios que están por emitirse.

Mientras tanto, para quienes batallamos diariamente con la norma de la escritura (no de la oralidad), esta nueva ortografía, con todo y su polémica, será un bálsamo y una gran ayuda. De mi parte, le digo: ¡bienvenida!


lunes, 29 de noviembre de 2010

APA: la sexta edición ya está disponible en español

La sexta edición del manual de la APA (American Psychological Association [Asociación Norteamericana de Psicología]) está disponible en español desde el pasado mes de octubre. El equipo de la editorial Manual Moderno se ha encargado de traducir esta nueva edición, manteniendo las pautas para las ediciones anteriores, también producidas por este equipo.

Hacer la traducción de una obra como estas supone un gran esfuerzo y la toma de muchas decisiones editoriales. El mérito es mayor, por cuanto se ha logrado cumplir esta meta a un año de la publicación de la obra en inglés. Por ese esfuerzo, mi felicitación al equipo.

Por otro lado, estas decisiones –siempre humanas– forzosamente implican adoptar criterios, vocablos y lineamientos que podrán complacer a unos lectores y no a otros. El señalamiento de estos puntos específicos, por cualquier argumento válido, no implica que la labor de traducción tenga menos mérito.

Durante las próximas semanas, en este blog publicaremos comentarios puntuales sobre algunas de las decisiones editoriales propuestas por el equipo de Manual Moderno que podrían someterse a revisión y consideración por parte de los usuarios. No obstante, esto no se hará en tono de crítica destructiva, sino de sana discusión académica sobre un producto que ha sido el resultado del esfuerzo y la toma de decisiones de un equipo. Sin esta traducción, el manual no sería accesible a tantas personas que, en América Latina, enfrentamos diariamente la decisión de nuestros entornos universitarios de utilizar el estilo APA.

¿Dónde comprarlo?

Para quienes tengan interés en adquirirlo y habiten fuera de México, pueden revisar el sitio web de la editorial Manual Moderno para buscar distribuidores en su país. Otra alternativa es comprarlo a través de Amazon. El precio de venta oscila entre 25 y 35 USD (Amazon lo cambia sin razón aparente, así que si va a adquirir el suyo, tenga paciencia: añada el manual a su lista de deseos o a su carrito, obsérvelo varios días y espere a que baje a 25 USD).

También están disponibles la Guía para el maestro y la Guía de entrenamiento para el estudiante, con ejercicios para aprender a aplicar el estilo APA, así como la Versión abreviada del manual, empastada en resorte para la consulta rápida de las reglas.

domingo, 14 de noviembre de 2010

La escritura por metas y los calendarios de producción

La cuantificación del libro en sus cifras constitutivas es un excelente método para abandonar el topus uranus del escritor y aterrizar en la vida real de los calendarios de producción editorial. Ya seamos autores o editores, este ejercicio de escritura por metas es un sano inicio para tener calendarios de producción realistas y ejecutables.


El libro en cifras
Un libro, visto como obra terminada, es un texto de una extensión considerable. Hay que verlo en páginas, palabras o caracteres. Hay que cuantificarlo para comprender cuál es su verdadero alcance en tanto objeto tangible, tocable, legible…

En el NaNoWriMo se propone la meta de escribir una novela/libro de 50 000 palabras, cuya extensión sería aproximadamente de 150 páginas.

Las metas diarias de escritura
Los participantes de NaNoWriMo formalmente inscritos disponen de una herramienta sencilla pero poderosa: las estadísticas. Diariamente se debe actualizar el conteo de palabras acumuladas hasta ese día.

Esta herramienta, por sencilla que parezca, le ayuda al escritor a aterrizar en la dura realidad de los plazos y las entregas. Si su libro tiene 50 000 palabras, está obligado a escribir 1667 palabras diarias. Si un día no lo hizo, al día siguiente la meta diaria se elevará.

En mi caso, por ejemplo, al día de hoy, debería escribir 2739 palabras al día, si quiero terminar mi libro el 30 de noviembre. Las estadísticas me lanzan la realidad a la cara: ya estoy retrasada en mi calendario de entregas. Mi promedio diario no ha alcanzado el mínimo requerido, así que la estadística –imparcial e inmisericorde– me dice en qué fecha terminaría mi libro, de seguir con este ritmo: 29 de diciembre.

La escritura en el calendario de producción del libro
En este hipotético calendario de producción, no existen todavía relectura, reescritura, evaluación editorial, correcciones sugeridas y su aprobación, maquetación o diagramación de la obra, corrección de pruebas (y sus respectivos cotejos) y tiempos de imprenta.

La mayoría de las editoriales reciben obras listas para iniciar su proceso de producción editorial, gracias a la labor de filtro y retroalimentación realizada por los agentes literarios.

El asunto se complica para las editoriales académicas que elaboran obras a partir de diseños de curso, según los lineamientos de una carrera o plan de estudios.

En estos casos, el editor del material deberá acompañar al autor en el proceso de levantamiento de obra gris. Son libros de 250 páginas, con ciertos recursos gráficos que los reducen a unas 100 000 palabras.

Si un autor dedicara un tiempo diario a lograr 1667 palabras escritas al día, podría terminar el primer borrador de la obra en 60 días (sin lectura de nadie: editor, especialista, asesores académicos). Es decir, se necesitarían dos meses como mínimo antes de que el texto esté preparado para comenzar su otra peregrinación: lecturas, revisiones, correcciones y producción editorial. Durante esos dos meses, el autor entregaría 11 669 palabras por semana.

Si la editorial quisiera que el libro se escriba más rápido, deberá darle metas claras a su autor: un libro de 100 000 palabras en un mes requiere de 3334 palabras diarias y 23 300 palabras semanales. ¿Tiene el autor el tiempo suficiente para lograr la meta? ¿Cuántas horas de escritura reales, sin dilaciones ni problemas de inspiración, necesita al día? ¿De qué manera compensará por los fines de semana, el cumpleaños de la abuelita o la fiesta de aniversario de la boda de su mejor amigo? ¿Comprende el autor, al firmar el contrato, las necesidades diarias de escritura de la obra para alcanzar las metas editoriales propuestas?

En síntesis: la dura realidad
La escritura es el primer paso en el camino hacia la obra publicada. Si las metas no son claras aquí, en esta fase del proceso, el resto del calendario se verá expuesto al fracaso y a las dilaciones interminables. Al autor le hará bien descomponer su obra en cifras y fijarse metas claras, según las capacidades reales de su vida (trabajo, familia, proyectos, compromisos, enfermedades, imprevistos…). Las metas son para cumplirlas. Las cifras, las estadísticas de nuestra escritura diaria serán implacables y nos dirán, con frialdad, cuándo estará lista la obra de nuestros sueños o la que nos hemos comprometido a entregar.

martes, 2 de noviembre de 2010

NaNoWriMo: mes maratónico de escritura de novelas

En el mes de julio de 1999, 21 escritores novatos se reunieron en la bahía de San Francisco para escribir, cada uno, una novela en el periodo récord de un mes. Era una sana competencia. No importaba la calidad de la novela, solamente si serían capaces de forzarse a escribir lo suficiente para alcanzar la cifra soñada de 50 000 palabras escritas en 30 días.

Al año siguiente decidieron abrir un sitio web y trasladar el evento al mes de noviembre; mes, por su clima, más propicio para encerrarse a trabajar. El evento ya tenía nombre: National Novel Writing Month (Mes Nacional de Escritura de Novela), también conocido por su nombre abreviado NaNoWriMo.

En el 2008, la maratónica de escritura reunió a 119 301 participantes y 21 683 ganadores. El evento ya tiene participantes de todo el mundo y muchos escritores se preparan durante meses para iniciar, el 1 de noviembre, esta frenética maratónica de palabras.

Las reglas son sencillas: se debe arrancar de cero, aunque se permite utilizar esquemas, planeamientos previos e investigación; la obra debe ser original; el género es novela, según cualquier propuesta creativa que caiga dentro de la descripción de una ficción narrativa de cierta extensión.

En el sitio web hay instrucciones precisas para inscribirse, ya traducidas a varios idiomas, incluido el español.

La iniciativa de una maratónica de escritura es una idea fabulosa. Es obligarse a escribir. Ya vendrá el tiempo de la lectura, corrección y reescritura. Pero para llegar hasta ese punto, es necesario tener alguna materia prima, algún punto de dónde arrancar, alguna historia para narrar.

Usted puede unirse a esta idea de forzarse a escribir, aunque no se inscriba en el sitio web, aunque no escriba una novela (¿qué tal sería el mes nacional de escritura de tesis? Algunos estudiantes tardarían menos años en graduarse si lo hicieran así). Pero si es usted escritor y tiene por ahí una novela casi lista para ser vertida sobre el papel, ¡atrévase! Aunque no llegue a escribir 50 000 palabras, sin duda descubrirá los beneficios de crear un hábito diario de esforzarse por hacer que sus palabras soñadas abandonen su plácido lugar en el topus uranos de las enunciaciones jamás realizadas y, por fin, sean visibles, así sea en papel o bitios.


Scrivener 2.0 para Mac ya está aquí

A partir de la tarde de ayer, Scrivener estrena imagen. El sitio web ha sido rediseñado para mostrar el Scrivener 2, la nueva versión de este programa que no tiene nada de modesto.

Apenas estoy comenzando a navegar entre sus nuevas funciones, pero ya estoy pasándola en grande. El binder o zona de trabajo tiene mejoras para acercarlo más a la mente del escritor: ahora es posible asignarles iconos a las carpetas y se ha añadido una función interesante: las colecciones. Se pueden crear grupos de archivos (por ejemplo, identificar todas las escenas de un determinado personaje) y verlos como grupos separados.

Me encanta la función de referencia rápida (quick reference) porque despliega una ventana flotante con acceso rápido a cualquier documento. Sumado a la ya existente función de dividir pantalla y a las mejoradas capacidades para guardar metadatos de cada archivo (anotaciones, palabras clave, fotografías…), esto hace más versátil el trabajo y la comparación entre documentos, ya sean notas u otras escenas, y el texto que se esté escribiendo en ese momento.

Las capacidades de sincronización y respaldo de Scrivener 2 también son superiores. Con Dropbox y el iPad en mente, hay varias alternativas para tener acceso a un proyecto desde un aparato móvil o desde otra computadora. Los respaldos hechos a carpetas de Dropbox prometen ser más estables que antes. La capacidad de sincronización con carpetas externas se suma a las funciones –como el snapshot– pensadas en escritores paranoicos que no desean perder una sola línea de trabajo.

Queda todavía mucho por explorar en este programa, pero ya tendré ocasión de ir compartiendo mis hallazgos. Por ahora, quede usted en libertad de hacer la prueba por cuenta propia. Diviértase encontrando maneras creativas de aplicar las funciones de un programa diseñado para escribir, no solo para transcribir.

jueves, 28 de octubre de 2010

Día del Corrector: corregir el mundo

El día de hoy se celebra el natalicio de Erasmo de Rotterdam y, con este, el Día del Corrector. Erasmo rechazó la comodidad de las rígidas paredes académicas de la época para trabajar en una imprenta, bajo la afirmación de que ahí ganaba mucho más, tal vez no dinero, pero sí libertad. En su tiempo, ese era también un lugar de encuentro y un centro para la difusión de las ideas.

Erasmo fue uno de los hombres cuya vida definió el concepto de librepensador renacentista. Su traducción del Nuevo Testamento inspiró a Lutero para seguir adelante con su polémica reforma; y su traducción de la Biblia fue la base de la célebre versión conocida como King James. ¡Lo que puede hacer una traducción!

Hoy respiro profundo, recuerdo al maestro y pienso en su legado. Erasmo fue un corrector incansable, pero su servicio llegó más allá de corregir pruebas y oraciones: corrigió el pensamiento, la sociedad, su mundo. Me siento orgullosa de pertenecer a un gremio que ha elegido como su patrón a un verdadero librepensador, enemigo de los dogmas y los bandos, destructor del anquilosamiento, denunciador de la estupidez humana y promotor del uso de la palabra como vehículo de transformación del pensamiento.

¡Felicidades al maestro en su día y a todos nosotros, correctores y herederos de la responsabilidad de seguir corrigiendo (transformando) el mundo palabra por palabra!

Fe de erratas:
El Día del Corrector es el 27 de octubre. Mi errata provino de confiarme de Wikipedia que da el 28 como el natalicio de Erasmo. Por no ser experta en el tema, no sé si es errata vil o polémica. Solo me queda pasar la tinta roja y, en honor a mi profesión, rectificar mis errores. ¡Feliz Día del Corrector!

miércoles, 27 de octubre de 2010

Lineamientos para la corrección de estilo

La corrección de estilo es una labor técnica de paciencia, precisión y fundamentación continua de la toma de decisiones. No es una ciencia, sino un arte científicamente fundamentado: dentro de un marco normativo y unas ciertas reglas de expresión, hay muchas soluciones posibles –todas gramaticalmente correctas– cuyas variantes estarán determinadas por las circunstancias, las posibilidades y hasta la creatividad de las personas involucradas durante el proceso. Quien se atreve a convertirse en corrector deberá aprender su oficio, demarcar su campo de acción y comunicar sus reglas de trabajo para mantener una sana relación con las personas a quienes les brinda sus servicios profesionales.

Una de las carencias del medio de los correctores de estilo, al menos en mi país, es la falta de unidad con respecto a lo que la corrección abarca, cuáles son sus límites y hasta dónde puede llegar el corrector. Ante la ausencia de documentación y bibliografía, algunos de nosotros terminamos por escribir nuestros propios lineamientos para hacerlos circular entre colaboradores y clientes.

Con la esperanza de que en el futuro dispongamos de una comunidad de correctores más organizada y unida, comparto un documento surgido de la experiencia diaria. Tal vez sea de utilidad para otros y pueda ser objeto de refinamiento gracias a los comentarios y aportes de los lectores de este blog.

Este documento se elaboró específicamente para el contexto de la producción de libros impresos en el área educativa. He realizado ajustes, para no limitarlo a su entorno original y que, eventualmente, pueda ser adaptado a la corrección en otros ámbitos o áreas.


Lineamientos para la corrección de estilo

1. Corrección de estilo, no corrección filológica
En este documento se emplea la expresión corrección de estilo, y a las personas que realizan este trabajo les denomina correctores (bajo el entendido de que este vocablo abarca por igual a correctoras y correctores). [Es común, en Costa Rica, escuchar las expresiones corrección o revisión filológica junto con las de corrección o revisión de estilo. A menudo, se cree que existe una diferencia entre ambas y su uso diferenciado suele llevar a la confusión. El término “revisión” no lleva implícita la acción de corregir. En cuanto al calificativo “filológica”, parece ser un fenómeno localizado, exclusivo de Costa Rica, derivado del hecho de que, en este país, las correcciones de estilo son realizadas siempre por profesionales graduados de la carrera de Filología].


2. Qué es la corrección de estilo
La corrección de estilo consiste en el proceso de revisión, limpieza y perfeccionamiento del texto para que sea lecturable (claridad y comprensión), exacto (expresión correcta de las ideas), coherente (desarrollo del discurso) y uniforme (decisiones editoriales sistemáticamente aplicadas en toda la obra).

Para lograr esto, el corrector deberá eliminar los errores gramaticales, ortográficos y ortotipográficos, así como lograr unidad y consistencia en los aspectos relacionados con un adecuado y correcto uso de la lengua, como sintaxis, ortografía, semántica, reiteraciones léxicas o eidéticas, redundancias innecesarias, ambigüedades, contradicciones, uso de mayúsculas, signos, puntuación y acentuación, topónimos incorrectos y erratas.

Procurará que el estilo del texto se adapte a la expresión general de la norma del español, pero tomando en cuenta los giros estilísticos propios del habla del público meta de la obra, así como el área, disciplina o género de la obra. Así mismo, velará por su adecuación a los requisitos de comunicación del entorno en donde se empleará el texto, sin incurrir en la sobrecorrección o en la pérdida de los giros estilísticos propios del autor que puedan ser gramaticalmente válidos, comprensibles distintivos de un sello personal.


3. Quién lleva a cabo la corrección de estilo
En Costa Rica, muchas instituciones solicitan que las correcciones de estilo sean realizadas siempre por profesionales graduados de la carrera de Filología o su equivalente (según la nomenclatura propia de cada universidad). Lo deseable es que la persona tenga formación académica y experiencia demostrable en el área de la corrección.


4. Nivel de intervención
El corrector de estilo señalará los problemas propios de su área de especialización, es decir, la clara y correcta expresión de las ideas, respetando y manteniendo la intención del autor del material. Se espera, por lo tanto, una revisión que contribuya a ajustar y perfeccionar el texto, pero que no implique su reescritura completa o una alteración de los contenidos expuestos. Si el corrector de estilo detecta problemas tan graves que requieran tal intervención profunda del material, deberá comunicarlo de inmediato al editor a cargo para que sean este y el autor, siguiendo las observaciones del corrector de estilo, quienes realicen ese proceso de reescritura.

Según las leyes de derechos de autor, se protege la forma, no las ideas; por lo tanto, el corrector debe aprender a identificar cuándo su labor traspasa esa delicada línea, para no incurrir en una violación al derecho moral del autor sobre su obra. Esto no debe ser excusa, por parte del autor, para rechazar correcciones legítimas y necesarias desde el punto de vista de la lengua o de las normas editoriales a las que deba acogerse.


5. Limpiar/normalizar/unificar
El corrector de estilo velará por el uso coherente del estilo comunicativo y los signos ortotipográficos, de manera que la obra mantenga unidad editorial. Seguirá para esto los lineamientos que la editorial o el cliente le proporcionen. Para este fin, el autor y el editor entregarán una lista de decisiones críticas tomadas durante el proceso de escritura y edición. El corrector deberá identificar aquellos aspectos adicionales que requieran ser limpiados, normalizados o unificados, realizará una recomendación al editor o autor y, conjuntamente, definirán los criterios de corrección, para su posterior aplicación sistemática.


6. Evitar la sobrecorrección
Se denomina sobrecorrección al acto de modificar expresiones, párrafos o frases que ya son gramatical y estilísticamente correctos. Si bien el corrector, debido a su experiencia y especialización profesionales, puede tener una mayor facilidad para proponer alternativas, a veces más elegantes o mejor resueltas, se le sugiere evitar recargar el documento de correcciones innecesarias con el fin de procurar un proceso editorial más ágil y de respetar la labor realizada tanto por el autor como por el editor de la obra.

Este es un llamado a la prudencia, con el fin de evitar un exceso de intervención por parte del corrector. Cuando el corrector tenga la firme convicción de que algo que ya está correcto puede ser corregido, identificará mediante el uso de otro color de tinta o lápiz su sugerencia, y dejará muy en claro que esta no es obligatoria y, por lo tanto, su aplicación está sujeta a la aprobación del autor y del editor. Se le sugiere reducir al mínimo indispensable estas sugerencias.


7. Criterios de aplicación de normas y uso
En la corrección léxica, morfológica, sintáctica y ortotipográfica, se dará preferencia a la aplicación de las normas aceptadas del español, según lo dictamina la Real Academia Española (RAE) en sus publicaciones más actualizadas.

Esta aplicación debe ser flexible y tomar en cuenta aspectos como el uso, las variantes regionales, las características del público al que está dirigido el material y las particularidades del área académica o científica a la que pertenece el material. De esta manera, entre dos formas correctas y aceptadas, se preferirá la que es más utilizada en Costa Rica, como periodo sin tilde (uso costarricense) frente a período con tilde (propio de otras regiones lingüísticas). [Usted, lector, reemplace esta última oración con su país o zona de acción].

Con el fin de mantener un lenguaje más comprensible, cuando el uso esté muy extendido y haya sido registrado por diccionarios de uso reconocidos (María Moliner, Vox, Clave), se preferirá la forma más extendida en lugar de la académica (o estrictamente correcta), tomando en cuenta que la tendencia actual de la RAE es la de aceptar las variantes de uso en países no peninsulares. Tal es el caso de concientizar, palabra que durante muchos años fue considerada incorrecta por no estar registrada en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), pero que la última edición de este diccionario (2001) y el Diccionario Panhispánico de Dudas (2005) ya aceptan para el entorno geográfico latinoamericano.

Para neologismos todavía no registrados en ninguna fuente lexicográfica normativa, se procurará una investigación en corpus de la lengua (CREA, CORDE, Corpusdelespañol.org) y una verificación en buscadores en línea, para confirmar que tal forma está ya estandarizada en el uso. Este será un recurso únicamente para casos excepcionales.

Se aplicarán también las normas editoriales definidas por la editorial o el cliente, ya sea a través de su manual de estilo, un documento de lineamientos o de las instrucciones específicas por parte del editor a cargo.


8. Signos y llamadas
El corrector le entregará a su cliente el código de signos o llamadas empleado durante la corrección. Se puede consultar, para referencia, los signos recomendados por José Martínez de Sousa en el Manual de estilo de la lengua española (2007).


9. Informe de corrección
El corrector emitirá un informe breve, con un sumario de los principales cambios que aplicó sistemáticamente en el texto, según sus particularidades. Indicará el nivel de corrección, los criterios de unificación y los cambios implementados de manera transversal en toda la obra (muletillas frecuentes, vicios lingüísticos, etc.). Si lo desea, también puede adjuntar otros documentos, como tablas de decisiones u otros recursos que haya generado durante la corrección. Esto servirá de guía para dejar constancia sobre su intervención en la obra.


10. Corrección en papel o digital
La corrección se llevará a cabo en papel, con marcador rojo para las modificaciones obligatorias y lápiz para las sugerencias o explicaciones. Si hubiere necesidad de utilizar otro color, el corrector lo advertirá en su informe.


11. Bibliografía y herramientas de corrección
El corrector utilizará la bibliografía sugerida en sus versiones más actualizadas. En el caso del DRAE, específicamente se le recomienda el uso de la edición en línea, puesto que esta se actualiza diariamente con modificaciones y adelantos de la próxima edición.


12. Particularidades del estilo didáctico
El estilo académico didáctico se caracteriza por la claridad y la precisión comunicativa de contenidos académicos, científicamente fundamentados y, en la medida de lo posible, demostrables. Por su propia naturaleza, fuera de casos especiales, debe evitar la ambigüedad, la oscuridad expresiva y la subjetividad injustificada.

Por motivos didácticos, la redacción debe ser fácil de comprender, para que el estudiante, además de lidiar con la complejidad inherente a los contenidos de una asignatura, no deba también realizar un esfuerzo extra para entresacar la información a partir de una redacción confusa, errática, macarrónica, llena de recovecos y con problemas de coherencia. La expresión lingüística, vista así como medio expresivo, debe facilitar la comprensión de los contenidos en lugar de añadirle una complejidad innecesaria e injustificada.

El estilo también estará determinado por las estrategias de comunicación con orientación didáctica, previamente elegidas por el autor y el equipo de producción. Esto puede variar desde el uso de un estilo impersonal, muy distante y objetivo, hasta la aplicación de un tono directo, que interpele al lector. Cualquiera que sea el caso, el corrector deberá velar por una aplicación coherente del estilo elegido, en todos sus aspectos formales.

El nivel de complejidad de la escritura también estará condicionado por el nivel del curso y las características del público destinatario. El corrector deberá consultar el nivel de la carrera o programa al que pertenece la asignatura, para identificar potenciales problemas expresivos que requieran de algún ajuste en la redacción.

martes, 26 de octubre de 2010

Scrivener: nuevas versiones para Mac y Windows

Esta semana el equipo de Scrivener está de fiesta, pero también está apenas comenzando el duro trabajo de publicar una versión beta pública de un programa muy anticipado y esperado por escritores como yo, insatisfechos con las tradicionales soluciones de procesamiento de texto disponibles en el mercado.

Desde el 25 de octubre está disponible para descarga la versión beta de Scrivener para Windows. Los usuarios atrevidos o impacientes (incapaces de esperar hasta febrero del 2011 para usar una versión más estable) ya pueden beneficiarse de las habilidades del hermano menor de Scrivener. Sin duda es un hermano y no un gemelo: Scrivener para Windows ha sido diseñado específicamente para esta plataforma, con todas las limitaciones que esto implica. Se mantienen el concepto y las funciones esenciales del programa, pero todavía es más atractivo de emplear en una Mac.

Y para los usuarios de Mac, los fieles seguidores de este programa tendremos la posibilidad de comprarlo o actualizarlo a partir del próximo 1 de noviembre. No obstante, para los impacientes, ya se puede descargar una edición especial de prueba de Scrivener 2.0 para los escritores que participan en el NaNoWriMo (National Novel Writing Month [Mes Nacional de Escritura de Novela]), una maratónica escrituril con el reto de escribir una novela completa de mínimo 50 000 palabras (175 páginas) en un solo mes (es una prueba de cantidad, no de calidad, según declaran sus organizadores).

Scrivener 2.0 y Scrivener para Windows utilizan el mismo formato de archivo; por lo tanto, quienes tengan interés en una solución multiplataforma para escribir, podrán iniciar la experimentación del paso de Mac a Windows y viceversa.

¿Qué espera? No lo piense más y descargue ya este programa esencial para cualquier escritor del siglo XXI. No es publicidad, en serio… Es compartir la mejor solución con la que he cruzado para darle rienda suelta a la creatividad con una herramienta especialmente diseñada para escribir novelas (y no transcribir cartas y memos).

domingo, 24 de octubre de 2010

La experiencia de escribir en un Diario de los Viajes


Hace dos noches llegó a mis manos el Diario de los Viajes fabricado por el maestro encuadernador Luis Montero, del taller de encuadernación Rochwinë Éohwinë. Hace unos meses escribí un artículo sobre su trabajo, movida por el asombro de ver estas hermosas réplicas de libros medievales. La bibliófila que hay en mí saltó de inmediato, con el deseo de acariciar alguno de estos bellísimos libro-objeto. Hoy tengo (ostento, presumo…) uno de estos diarios en mi mesa, del que me costó despegarme para regresar al mundo digital a escribir este artículo.

Desde la primera impresión, deslumbra: el Diario de los Viajes viene cuidadosamente empacado en una caja profesionalmente diseñada con un gusto exquisito. Incluye un sobre lleno de sorpresas: un marcalibros perfecto, tarjetas postales, un certificado de autenticidad y hasta una guía de renglones para garantizar la escritura de páginas equilibradas y líneas uniformes. Mi caligrafía jamás ha sido especialmente bella, y solo ahora lo lamento: cuando se escribe en un diario como este, ya no solo se saborea la sonoridad de la palabra o la profundidad de sus contenidos, sino también la armonía del trazo mismo con que se va delineando cada letra. Me siento ante estas páginas en blanco exactamente igual que Miguel Ángel ante el bloque de mármol en donde él, y solo él, sabía que estaba contenido su David. Por primera vez en mi vida, no veo el vacío, sino los trazados no develados de una palabra futura ya escrita en estas páginas.

De ahora en adelante, mi corazón de escritora no podrá ser feliz con mis viejos diarios de páginas atadas por resortes o los cuadernos genéricos adquiridos en cualquier librería. Ya incluso estoy pensando en los diarios que tendré en el futuro. La ventaja es que para Rochwinë no hay libro soñado imposible. Uno puede pedir caprichos de todas clases y pronto los verá convertidos en ese libro hecho a la medida, seguramente mejorado con las propuestas de este maestro encuadernador que es también diseñador, arquero y artista.

Si este le ha parecido a usted, lector, un artículo publicitario, le ruego considerarlo un accidente. Me mueve el entusiasmo derivado de la experiencia inigualable de escribir como se debe escribir: con pluma, en hojas resistentes a la tinta, encuadernadas en cuero suave al tacto, con hermosos diseños repujados. Las computadoras son para transcribir, reordenar, corregir, editar…, pero los diarios son para escribir.




domingo, 17 de octubre de 2010

La coma en enumeraciones de cifras decimales

La regla de las enumeraciones es muy sencilla: si los elementos son simples (una sola palabra o concepto), se utiliza coma; si hay dos elementos coordinados, se utiliza punto y coma. Pero ¿qué se hace ante el hipotético caso de una enumeración simple formada por cifras decimales que llevan coma en obras publicadas en español?

En este caso, para evitar ambigüedades de lectura, la enumeración, aunque pueda considerarse simple, recibe el mismo tratamiento que las enumeraciones complejas: se emplea el punto y coma. Esta es una solución de sentido común y una aplicación de la regla: si existe ambigüedad semiótica, se emplean los signos para crear contraste.

Ejemplo:
Los resultados de las operaciones son los siguientes: 6,5; 7,8; 4,25 y 9,32.

Si el sentido común y una interpretación de la regla general no fuesen suficientes, esta es también la recomendación de Javier Bezos en su obra Tipografía y notaciones científicas. El mismo autor añade que esta regla también se aplica en química: “separa series de localizadores que ya han sido separados con comas” (2008: p. 31).


Nota: Gracias a Ana María por apuntar este problema frecuente en las obras de matemática.

domingo, 10 de octubre de 2010

Ortotipografía: coma, punto y coma, punto, dos puntos

Un error frecuente en manuscritos, tesis y hasta publicaciones es la correcta grafía de los signos de puntuación. No me refiero aquí a emplear el signo correcto (afortunadamente, la tecnología sola se encarga de eso, puesto que no debemos de elegir entre varios tipos de comas), sino a saber dónde van los espacios en blanco, junto a qué palabras se escriben y cuántos espacios deben escribirse antes o después.

Este artículo se concentra en cuatro signos de puntuación: coma, punto y coma, punto y dos puntos. Los cuatro comparten las mismas reglas.

Reglas ortotipográficas
  1. Jamás se escribe espacio en blanco antes del signo.
  2. Después del signo siempre se deja un espacio en blanco.
  3. Siempre se deja únicamente un espacio en blanco.
Manuales de mecanografía muy viejos (y de otras latitudes) recomendaban el uso de dos espacios en blanco después de punto y de dos puntos. Una vez escuché una regla apócrifa que incluso dictaba el uso de dos espacios en blanco después de punto y coma. Esta última regla, según comprobé años después, es exclusiva del mundo anglosajón y ya no está vigente.

Si bien los manuales de estilo de las casas editoriales podrían estipular que se utilicen dos espacios después de punto y dos puntos, la tendencia actual es la de dejar únicamente un espacio, debido a los problemas de diseño derivados de trabajar con dobles espacios. En lo personal, considero que el uso de un único espacio después de punto contribuye al equilibrio de la página y a la belleza del libro.

Correcto

Sobre la mesa encontraron libros de todas clases: diccionarios, obras literarias, enciclopedias, obras de referencia y hasta modelos para armar. Ninguno de ellos llamó la atención de la niña, obsesionada como estaba, con su pequeño volumen rojo, perdido para siempre.

Incorrecto

Sobre la mesa encontraron libros de todas clases : diccionarios , obras literarias ,enciclopedias,obras de referencia y hasta modelos para armar.   Ninguno de ellos llamó la atención de la niña, cuyo llanto ya era incontenible;  se había perdido su pequeño volumen rojo , irrecuperable en el abismo.


¿Por qué debo preocuparme de escribir bien los signos?
Se necesita dedicación para encontrar este tipo de errores, pero es el tipo de cuidados que el autor debería empeñar en su texto y no pasar por alto bajo la excusa de que para eso habrá correctores. ¿Por qué no adelantar el trabajo escribiendo bien los signos de puntuación desde el inicio? Ganarán todos: autores, correctores, editores y, sin duda, lectores, al ver llegar a sus manos textos depurados y limpios, con menos posibilidades de error y en plazos más cortos.

La coma en enumeraciones complejas

Como parte de la serie sobre el uso de la coma en enumeraciones, ya tratamos el tema del uso de la coma en enumeraciones simples, abiertas y cerradas. Ahora corresponde pasar a las reglas sintácticas de las enumeraciones complejas en las que la coma por sí sola es insuficiente para garantizar la lecturabilidad de la oración.

En una enumeración compleja, los componentes de la lista ya no son una sola palabra o concepto: son al menos dos núcleos coordinados entre sí y que, obligatoriamente, separo entre ellos por medio de comas. De esta manera se forman “parejas”, por así decirlo, que van de la mano dentro de la lista más grande. Para hacer las distinciones correctas, se acude al auxilio del punto y coma:

Cada grupo irá por un lado diferente: el primero, por la izquierda; el segundo, por la derecha; el tercero, de frente.

Para hacer más visible la relación entre los elementos, podemos descomponer la lista como sigue:

  1. el primero, por la izquierda
  2. el segundo, por la derecha
  3. el tercero, de frente
La lista se compone de tres elementos, pero cada elemento es una pareja de dos conceptos distintos: un grupo y una dirección. En la horizontal, las parejas se separan por comas; en la vertical, por punto y coma. Así tengo dos niveles semánticos claramente separados gracias a la combinación gráfica de signos distintivos.


¿Y si es una lista cerrada que usa conjunción?
Según vimos en el artículo de enumeraciones simples, existe una regla de oro que se aplicaba en ese contexto: jamás se escribe coma antes de la conjunción.

En las oraciones complejas esta regla desaparece y se dispone de dos alternativas: se puede escribir coma o punto y coma, sin que exista ninguna indicación por parte de los gramáticos para sugerir que una y otra sea más o menos “correcta”.

En el armario colocó la vajilla; en el cajón, los cubiertos; en los estantes, los vasos, y los alimentos, en la despensa. (DPD, “Coma”, §2.1).

Se dieron cita el presidente ejecutivo, Francisco Ruiz; el consejero delegado, Pedro García; el vocal, Antonio Sánchez; y el secretario general, Juan González. (DPD, “Punto y coma”, §3a).


¿Por qué se necesita el punto y coma?
La coma es democrática: todos los componentes tienen la misma jerarquía, están en el mismo nivel. ¿Pero qué pasa cuando tengo varios niveles de enunciación?

El segundo ejemplo citado arriba es perfecto para mostrar la confusión que se produciría al reemplazar el punto y coma por comas:

Se dieron cita el presidente ejecutivo, Francisco Ruiz, el consejero delegado, Pedro García, el vocal, Antonio Sánchez y el secretario general, Juan González.

Mientras que en la primera versión tenía una reunión de cuatro personas, en la segunda oración se reúnen siete individuos; a unos los llamo por su nombre y a otros por su cargo. A lo mejor puedo decir que están desordenados; a lo mejor podría agrupar cargos de un lado e individuos de otro; pero siguen siendo siete. ¡Pequeño detalle!


¿Y si la enumeración intercala elementos simples y complejos?
En este caso, es necesario primero revisar el estilo y analizar por qué se produce esta enumeración mixta. Si está plenamente justificada, es coherente y, en efecto, deberá quedarse así, se aplicará esta otra regla: basta que uno de los componentes de la enumeración sea complejo para forzar la introducción del punto y coma.

Por esa razón, y para no afear o recargar demasiado una enumeración que de por sí pueda ser compleja, vale la pena revisar con mucho desapego por la primera versión y ver si es mejor reformular la enumeración para unificarla, ya simplificando todos sus componentes, ya armando parejas complejas en toda la lista.

Entre otros, como, por ejemplo: cómo abrir las enumeraciones cerradas

En los dos artículos anteriores hablamos del uso de la coma en las enumeraciones cerradas y abiertas.

Existe una tercera forma de lista o enumeración, a medio camino entre esas dos. No es muy recomendable, pero existe y, de hecho, aparece a menudo en obras didácticas:

En las condiciones climáticas de una región intervienen múltiples factores: la deforestación, el nivel de pluviosidad y la temperatura, entre otros.

La lista no se cierra porque se está diciendo, explícitamente, que existen otros componentes no mencionados al introducir entre otros; sin embargo, el autor ha elegido destacar los que considera más relevantes o aquellos en los que concentrará sus esfuerzos explicativos.

Mi recomendación personal es emplear siempre la conjunción, para cerrar la lista, e indicar, como explicación adicional, que existen más elementos no mencionados.

También me gusta recomendar la simplicidad y evitar la redundancia innecesaria. Otra manera de redactar el ejemplo anterior habría sido reemplazar los dos puntos por como o utilizar por ejemplo; pero, en ese caso el “como” y el “entre otros” se vuelven redundantes porque son maneras distintas de decir lo mismo.

En las condiciones climáticas de una región intervienen múltiples factores como la deforestación, el nivel de pluviosidad y la temperatura, entre otros.

En las condiciones climáticas de una región intervienen múltiples factores; como por ejemplo, la deforestación, el nivel de pluviosidad y la temperatura, entre otros.


Las tres oraciones son gramaticalmente correctas. El autor y el editor elegirán la más adecuada atendiendo otra clase de criterios; por ejemplo, si es más directa y sucinta, si se adapta mejor al estilo del autor o si ya se han repetido muchas oraciones parecidas y se quiere alternar estilos. Elija la más adecuada para su texto, pero prefiera siempre las más sencilla, sin descuidar la precisión.

La coma en las enumeraciones simples abiertas

En el artículo anterior definimos las listas cerradas o enumeraciones completas. En estas, el autor enumera todos los componentes de su lista y no deja nada por fuera. En las listas abiertas o enumeraciones incompletas se le deja la tarea al lector quien, con su sentido común o conocimiento previo, deberá finalizar la lista:

Quiero que vayas al supermercado y compres queso, pasta, tomates, albahaca, etcétera.

En este ejemplo, el interlocutor seguramente sabe qué más debe comprar. Digamos que “yo”, quien da la orden de ir a supermercado, está preparando una lasaña de berenjena que lleva queso, pasta, tomates y albahaca. El interlocutor ya sabría que debe cubrir la lista completa, aun si no se le está dando. Presumimos que “yo” y el “otro” se conocen tan bien, que no hace falta decir más.


Sintaxis de las listas abiertas
Las listas abiertas pueden concluir de varias maneras: con la palabra etcétera, con puntos suspensivos o simplemente con un punto.

Me robo los ejemplos del DPD:

Acudió toda la familia: abuelos, padres, hijos, cuñados, etc.
Estamos amueblando el salón; hemos comprado el sofá, las alfombras, la lámpara...
Todo en el valle transmite paz: los pájaros, el clima, el silencio.
El uso del etcétera en enumeraciones abiertas
Cuando se emplea el etcétera pueden presentarse dos escenarios: la palabra aparece en medio de una oración que continúa o puede ser la última palabra de esa oración.

Si está en medio de la oración, se aplica la regla de separar con coma la palabra etcétera del resto del enunciado (DPD, “coma”, §1.2.12). En este caso, se puede emplear tanto la palabra completa, como su forma abreviada.

Si está al final de la oración, es necesario emplear la palabra completa. (Sobre este tema, puede verse el artículo en este mismo blog: “Etcétera: uso, abuso y ortotipografía”).

Etcétera en medio de la oración:

Acudió toda la familia: abuelos, padres, hijos, cuñados, etc., y se armó una fiesta muy alegre.
Acudió toda la familia: abuelos, padres, hijos, cuñados, etcétera, y se armó una fiesta muy alegre.
Etcétera al final de oración:

Acudió toda la familia: abuelos, padres, hijos, cuñados, etcétera.
El uso de la abreviatura queda sujeto a la decisión del autor (a menos que haya algún estilo editorial en contra).


¿Es recomendable usar enumeraciones abiertas o inconclusas?
Esta clase de listados, si bien son gramaticalmente correctos, pueden ser censurables en cierta clase de documentación; por ejemplo, en las obras académicas didácticas en donde el exceso y abuso de enumeraciones abiertas deja inconclusa la idea. El problema es que se da por un hecho que el lector/estudiante es capaz de completar la lista por sí mismo y se produce una sensación general de vaguedad e imprecisión en la exposición.

En otros textos, como una obra literaria, correcta y estratégicamente situados, pueden introducir un aire de misterio y dejar abierta la puerta a la imaginación del lector para completar la idea.

Las enumeraciones abiertas deben usarse con medida, siempre en el momento justo, en el lugar pertinente, atendiendo consideraciones como el conocimiento previo del lector y la universalidad de la enumeración. Debe evitarse emplear este tipo de enumeraciones por vagancia o pereza: el lector merece nuestro respeto y, por lo tanto, es nuestra responsabilidad aportar precisión y claridad a través de la expresión escrita.

La coma en las enumeraciones simples cerradas


En el artículo anterior hicimos un cuadro sinóptico de escenarios relacionados con el uso de la coma en enumeraciones y sus respectivos ejemplos. Este artículo se centrará en la explicación de uno de esos escenarios: las enumeraciones simples abiertas abiertas.

Las enumeraciones simples son aquellas compuestas por ideas, objetos, personajes o, en general, sustantivos simples sin mayor explicación.

Cada núcleo de la enumeración puede estar formado por una sola palabra (ejs.: café, azúcar, limón, flores) o por varias palabras íntimamente relacionadas y no separadas por comas (ejs.: caja de chocolates, botella azul, libros prestados, comida china).

Ahora bien, como no todo en gramática es forma, también hay que atender a los contenidos. ¿La enumeración es una lista completa o es una lista abierta, inconclusa, sugerida?

En las listas cerradas, todo está dicho: Quiero que vayas al supermercado y compres queso, pasta, tomates y albahaca. No quedan cabos sueltos para el lector: lo que se le quería decir, está ahí. No debe presuponer o imaginar nada.


La sintaxis de las listas cerradas
La Real Academia Española, en su Diccionario Panhispánico de Dudas (2005), recomienda redactar las listas cerradas de la manera más explícita posible. En otras palabras, empleando una conjunción (y, e, o, u, ni) antes del último elemento de la lista para darle la señal inequívoca al lector de que la lista se ha terminado y es concluyente:

Pasé al supermercado a comprar jabón, sal marina, azúcar, cereal y una caja de chocolates.

Se puede elegir cuento, poesía o teatro.

No quiere disfrazarse de vampiro, cazador ni enano.



Regla de oro: nunca se escribe coma antes de la conjunción
En las enumeraciones simples, se aplica una regla de oro inquebrantable: jamás se escribe coma antes de la conjunción. Este error es muy frecuente y es necesario corregirlo en los manuscritos.

En otras lenguas, como en inglés, algunos manuales y gramáticos recomiendan la regla contraria. En español, que nos quede claro y grabado en la memoria, no se escribe coma delante de la conjunción en una enumeración simple. Nótese que recalco en una enumeración simple porque en las enumeraciones complejas (tema de otro artículo) se aplica una regla diferente.

Incorrecto:
Pasé al supermercado a comprar jabón, sal marina, azúcar, cereal, y una caja de chocolates.

Se puede elegir cuento, poesía, o teatro.

No quiere disfrazarse de vampiro, cazador, ni enano.

En síntesis
Las enumeraciones simples cerradas tienen reglas también sencillas: todo se separa por coma, requieren de una conjunción y nunca se pone coma antes de esta conjunción. Siga estas recomendaciones y así la corrección de estilo podrá concentrarse en lo verdaderamente relevante, en lugar de perder demasiado tiempo con estas pequeñas formalidades.

sábado, 9 de octubre de 2010

La coma en enumeraciones: vistazo general

Uno de los principales usos de la coma es separar los componentes dentro de una enumeración. Crea la ilusión de aislamiento y, al mismo tiempo, construye una secuencia, un conjunto, una fila ordenada de objetos, personas, ideas… (Esa oración que acaba de concluir existe gracias a esa coma de enumeración). Lo esencial es darle al lector la orden de preparar, en su re-creación del texto, un lugar (una caja, ático, almacén…) en donde va a situar, bajo la misma categoría, una secuencia de conceptos yuxtapuestos unos a los otros que, por el artilugio de la coma, se homologan y democratizan: se les ve como iguales; ya sea por los objetos que describen, por las categorías que introducen o incluso por sus funciones gramaticales.

Vista así la regla, parece muy sencilla. ¿Por qué entonces hay tantos errores en su aplicación? La clave está en los detalles, las combinaciones y las variaciones.

Distinguiremos varios temas y escenarios:

  1. Enumeraciones simples de listados completos con conjunción
  2. Enumeraciones simples de listados completos sin conjunción
  3. Enumeraciones simples de listados incompletos o abiertos
  4. Enumeraciones complejas de listados completos
  5. Enumeraciones complejas de listados incompletos
Finalmente queda el tema de la ortotipografía de la coma, el punto y coma y el punto final, dónde van sus espacios, cuántos espacios llevan y demás minucias.

Puesto que es demasiada información para cubrirla en un único artículo, he decidido fraccionar las explicaciones en varios artículos. Dejo aquí únicamente un cuadro de ejemplos, para quien pueda descifrarlo todo de una mirada minuciosa. Con el fin de hacer más útil la sinopsis, he empleado los ejemplos proporcionados en el Diccionario Panhispánico de Dudas (2005), en las entradas “Coma” y “Punto y coma”. En los ejemplos incorrectos, he variado los problemas posibles, con la esperanza de tener un pequeño catálogo de potenciales errores.

Escenario Correcto Incorrecto
Enumeraciones simples de listados completos Ayer me compré dos camisas, un pantalón, una chaqueta y dos pares de zapatos. Ayer me compré dos camisas, un pantalón, una chaqueta, y dos pares de zapatos.
No le gustan las manzanas, las peras ni los plátanos. No le gustan las manzanas, las peras, ni los plátanos.
¿Quieres té, café o manzanilla? ¿Quieres té café o manzanilla?
Enumeraciones simples de listados completos sin conjunción Llegué, vi, vencí. Llegué vi vencí.
Todo en el valle transmite paz: los pájaros, el clima, el silencio. Todo en el valle transmite paz: los pájaros el clima el silencio.
Enumeraciones simples de listados incompletos (pueden terminar en etcétera o puntos suspensivos) Acudió toda la familia: abuelos, padres, hijos, cuñados, etcétera. (Si no hay punto final, se puede usar la abreviatura: etc.). Acudió toda la familia: abuelos; padres; hijos; cuñados; etc.
Estamos amueblando el salón; hemos comprado el sofá, las alfombras, la lámpara... Estamos amueblando el salón; hemos comprado el sofá, las alfombras, la lámpara...
Enumeraciones complejas de enunciados completos (con conjunción) Se dieron cita el presidente ejecutivo, Francisco Ruiz; el consejero delegado, Pedro García; el vocal, Antonio Sánchez; y el secretario general, Juan González. Se dieron cita el presidente ejecutivo, Francisco Ruiz, el consejero delegado, Pedro García, el vocal, Antonio Sánchez, y el secretario general, Juan González. (Cambia el sentido de la oración).
En el armario colocó la vajilla; en el cajón, los cubiertos; en los estantes, los vasos, y los alimentos, en la despensa. En el armario colocó la vajilla, en el cajón los cubiertos, en los estantes los vasos, y los alimentos en la despensa.
En el armario colocó la vajilla; en el cajón, los cubiertos; en los estantes, los vasos; y los alimentos, en la despensa. En el armario colocó la vajilla en el cajón los cubiertos en los estantes los vasos y los alimentos en la despensa.
Enumeraciones complejas de enunciados completos (sin conjunción) Cada grupo irá por un lado diferente: el primero, por la izquierda; el segundo, por la derecha; el tercero, de frente. Cada grupo irá por un lado diferente: el primero, por la izquierda, el segundo, por la derecha, el tercero, de frente.
Ortotipografía Estamos amueblando el salón; hemos comprado el sofá, las alfombras, la lámpara... Estamos amueblando el salón; hemos comprado el sofá , las alfombras ,la lámpara ...

jueves, 30 de septiembre de 2010

Los santos patronos del blog Nisaba

En este día de aniversario, miro hacia los astros, los santorales, las efemérides, para ver si el 30 de setiembre es un día especial en el mundo.

Es el mes astrológico de Libra, y con esto ya vemos la tónica que ha marcado este blog: un signo de Aire, elemento ligado a la mente, la palabra, la comunicación, y, entre estos, el que está regido por la diosa Venus, diosa de la belleza, la armonía, el equilibrio, la búsqueda del ideal.

En el santoral religioso, entre otros nombres que me resultan desconocidos (por puro azar, lo juro) salta el único que cualquier filólogo podría considerar como su patrono: san Jerónimo.

Entre las gracias de este santo, escritor prolífico y secretario de papas, se encuentra nada menos que la monstruosa tarea de traducir la Biblia al latín y haber dejado como legado la Vulgata. Hoy en día, cuando el latín ha pasado a ser lengua muerta, solo los libros (y Wikipedia, desde luego) recuerdan que se apodó de esa manera la versión de la Biblia de Jerónimo porque por vez primera se estaba traduciendo la Biblia a la lengua que, en sus tiempos, era la lengua del vulgo.

No creo que Jerónimo, el traductor, revisor, compilador y, sin duda, por mérito propio, editor incansable, supiera en aquellas horas de retiro (antes lo llamaban “espiritual”, ahora yo lo llamaría “editorial”) que su vulgata, con minúscula en esos días, llegaría a convertirse en la obra por excelencia de la Iglesia de Occidente hasta ser adoptada, más de mil años después, como la versión oficial y base de la doctrina: la Vulgata.

Como si al blog Nisaba no le fuese suficiente haber nacido bajo los auspicios de este santo, el santoral tradicional también veneraba a santa Sofía, una antigua diosa de la gnosis que se integra veladamente al nuevo culto cristiano. Así se sabe por su nombre, completamente alegórico (Sabiduría, con mayúscula) y el de sus hijas: Pistis, Elpis y Ágape; respectivamente, Fe, Esperanza y Caridad, las tres virtudes cardinales originadas en las tradiciones míticas griegas, en donde las virtudes eran siete diosas menores.

Así, entre su patrona mayor, la diosa sumeria Nisaba, y sus patronos de nacimiento, san Jerónimo y santa Sofía, en las condiciones astrológicas del signo de Libra, no imaginaba yo que el blog Nisaba hubiese nacido con tan buena estrella.

El blog Nisaba cumple un año

Hoy es 30 de setiembre y el blog Nisaba está de fiesta: se cumple un año exactamente del primer mensaje que apareció en esta tierra de letras, rincón de escritores y editores, lugar de encuentro de la palabra visual, la palabra trazada sobre papel o bitios, la palabra signo… en fin, la palabra escrita.

No elegí la fecha por nada especial, fue tan solo el día en que la idea alocada del blog finalmente adquirió forma. Hace un año, tan solo existía la inquietud de disponer de un medio para facilitar mi trabajo cotidiano. Un lugar en donde convertir las dudas más frecuentes en un artículo recurrente al cual pudiera remitir a mis colaboradores y amigos cada vez que una duda (usualmente, la misma reencarnada) volvía a aparecer.

Durante este año se han publicado en este rincón 151 artículos. Hemos recibido visitantes de España, México, Estados Unidos, Uruguay, Colombia, Argentina, Perú, Venezuela, Ecuador, República Dominicana, Centroamérica… (los cito más o menos en orden, según la cantidad de visitas) y, en general, de países de habla hispana. Pero también han llegado lectores desde Francia, Alemania, Inglaterra, Suiza y algún que otro visitante (tal vez extraviado) desde tierras de lenguas exóticas y distantes entre sí como Japón, Egipto y hasta la República de Moldova.

Pero lo que más me llena de orgullo es que esta semana hemos alcanzado y superado las 20 000 páginas vistas.

Jamás habría pensado que mis incertidumbres e indagaciones editoriales y lingüísticas, casi siempre solitarias, a veces compartidas únicamente con quienes trabajamos más de cerca, pudieran ser de utilidad también para tantas personas, en países lejanos, en otras culturas, en regiones que no me alcanzaría esta vida para recorrer.

A usted, lector o lectora que ha pasado alguna vez por este rincón de la Red, que ha visitado esta tierra de letras, muchas gracias por estar aquí y haber hecho del blog Nisaba algo más que una bitácora personal: es ya una comunidad sin fronteras. Nos une la lengua y, en esta unión, hoy digo para todos nosotros, ¡feliz aniversario, blog Nisaba!

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Humor: reforma ortográfica

Desde hace algunos años circula este divertimento de correo en correo. De cuando en cuando aparece, a veces distribuido en una larga secuencia de páginas de presentaciones de Power Point o, en alguna oportunidad, como un texto seguido. Nuevamente llega a mi buzón, y esta vez también a Nisaba, esta divertida reforma ortográfica, en este momento en que, para colmo de sincronías, ya se están filtrando los avances de la nueva ortografía cuya publicación se anticipa para el año 2011.



Reformas ortográficas


 
La Real Academia de la Lengua dará a conocer próximamente la reforma Modelo Siglo XXI de la ortografía española, que tiene como objetivo unificar el español como lengua universal de los hispanoparlantes. Me han mandado, con carácter exclusivo, un documento reservado que revela cómo se llevará a cabo dicha reforma.
 
Será, pues, una enmienda paulatina, que entrará en vigor poco a poco, para evitar confusiones. La reforma hará mucho más simple el castellano de todos los días, pondrá fin a los problemas de ortografía que tienden trampas a futbolistas, abogados y arquitectos de otros países, especialmente los iberoamericanos, y hará que nos entendamos de manera universal quienes hablamos esta noble lengua.
 
De acuerdo con el expediente secreto, la reforma se introducirá en las siguientes etapas anuales:
 
Supresión de las diferencias entre c, q y k. Komo despegue del plan, todo sonido parecido al de la k (este fonema tiene su definición téknika lingüístika, pero konfundiría mucho si la mencionamos akí) será asumido por esta letra. En adelante, pues, se eskribirá kasa, keso, Kijote.
 
También se simplifikará el sonido de la c y la z para igualarnos a nuestros hermanos hispanoamericanos que convierten todas estas letras en un úniko fonema s. Kon lo kual sobrarán la c y la z: el sapato de Sesilia es asul. Por otro lado, desapareserá la doble c y será reemplasada por x: Tuve un axidente en la Avenida Oxidental. Grasias a esta modifikasión los españoles no tendrán ventajas ortográfikas frente a otros pueblos hispanoparlantes por su estraña pronunsiasión de siertas letras.
 
Así mismo, se funden la b kon la v; ya que no existe en español diferencia alguna entre el sonido de la b larga y la v chikita. Por lo kual, a partir del segundo año, desapareserá la v y beremos kómo bastará con la b para ke bibamos felises y kontentos.
 
Pasa lo mismo kon la elle y la ye. Todo se eskribirá con y: Yébeme de paseo a Sebiya, señor Biyar. Esta integrasión probokará agradesimiento general de kienes hablan kasteyano, desde Balensia hasta Bolibia. Toda b será de baka, toda v será de burro.
 
La hache, kuya presensia es fantasma en nuestra lengua, kedará suprimida por kompleto: así, ablaremos de abichuelas o alkool.
 
No tendremos ke pensar kómo se eskribe sanaoria, y se akabarán esas komplikadas y umiyantes distinsiones entre echo y hecho. Ya no abrá ke desperdisiar más oras de estudio en semejante kuestión ke nos tenía artos.
 
A partir del tercer año de esta implantación, y para mayor konsistensia, todo sonido de erre se eskribirá con doble rr: Rroberto me rregaló una rradio.
 
Para ebitar otros problemas ortográfikos se fusionan la g y la j, para que así jitano se eskriba komo jirafa y geranio komo jefe. Aora todo ba con jota: El jeneral jestionó la jerensia. No ay duda de ke esta sensiya modifikasión ará que ablemos y eskribamos todos con más rregularidad y más rrápido rritmo.
 
Orrible kalamidad del kastellano, en jeneral, son las tildes o asentos. Esta sancadiya kotidiana jenerara una axion desisiba en la rreforma; aremos komo el ingles, que a triunfado unibersalmente sin tildes. Kedaran ellas kanseladas desde el kuarto año, y abran de ser el sentido komun y la intelijensia kayejera los ke digan a ke se rrefiere kada bocablo. Berbigrasia: ¡Komo komo komo komo!
 
Las konsonantes st, ps o pt juntas kedaran komo simples t o s, kon el fin de aprosimarnos lo masimo posible a la pronunsiasion iberoamerikana. Kon el kambio anterior diremos ke etas propuetas osionales etan detinadas a mejorar ete etado konfuso de la lengua.
 
Tambien seran proibidas siertas konsonantes finales ke inkomodan y poko ayudan al siudadano. Asi, se dira: ¿ke ora es en tu relo?, As un ueko en la pare y La mita de los aorros son de agusti. Entre eyas, se suprimiran las eses de los plurales, de manera que diremos la mujere o lo ombre. Despues yegara la eliminasion de la d del partisipio pasao. El uso a impueto ke no se diga ya bailado sino bailao, erbido sino erbio y venido sino benio. Kabibajo asetaremo eta kotumbre bulgar, ya ke el pueblo yano manda, al fin y al kabo; dede el kinto año kedaran suprimia esa de interbokalika ke la jente no pronunsia.
 
Adema, y konsiderando ke el latin no tenia artikulo y nosotro no debemo imbentar kosa que nuetro padre latin rrechasaba, kateyano karesera de artikulo. Sera poko enrredao en prinsipio, y ablaremo komo fubolita yugolabo, pero depue todo etranjero beran ke tarea de aprender nuevo idioma rresultan ma fasile.
 
Profesore terminaran benerando akademiko ke an desidio aser rreformas klabes para ke sere umano ke bibimo en nasione ispanoablante gosemo berdaderamente del idioma de Serbante y Kebedo.
 
ESO SI: nunka asetaremo ke potensia etranjera token un kabeyo de letra eñe. Eñe rrepresenta balore ma elebado de tradision ispanika y primero kaeremo mueto ante ke asetar bejasione a simbolo ke a sio korason bibifikante de istoria kastisa epañola unibersa.
 
No bemo po ay.
 
Enrique G.
Mejiko


Agradecimiento
Muchas gracias a Gustavo N. por el envío de esta “ultrasecreta” reforma de la lengua.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Citas textuales: ortotipografía de las citas largas

La definición de cita larga, como vimos en un artículo anterior, es un límite arbitrario establecido según el manual de estilo bibliográfico que se esté utilizando. En APA se sitúa en cuarenta palabras; en MLA, se define como una cita superior a cuatro renglones; Roberto Zavala la traza en cinco renglones (1995: p. 301) y José Martínez de Sousa en más de seis líneas (Martínez, 2007: p. 72). Personalmente preferiría una medida en caracteres, así que recomiendo la propuesta de APA, por ser menos sujeta a cambio que el ancho del renglón o la línea de cada caja tipográfica.

Las citas textuales largas se sacan del discurso principal, no se integran al párrafo, ni están sujetas a su puntuación: se convierten en un párrafo independiente, en donde aplican varios cambios tipográficos.

  1. Ausencia de comillas. En todos los casos, las citas se escriben sin comillas. Los cambios tipográficos dejarán evidencia suficiente para hacerle saber al lector que se encuentra ante palabras ajenas.
  2. Margen. El párrafo se sitúa a una distancia suficiente del margen izquierdo. APA propone “aproximadamente media pulgada” (p. 171), MLA indica una pulgada, Martínez de Sousa señala un sangrado general con el valor de la sangría empleada en el cuerpo de texto principal. El margen derecho se deja intacto, aunque a algunos editores les gusta usar el mismo valor elegido para el margen izquierdo, de manera tal que la cita se ve “centrada” en la página. El efecto final es el de un bloque de texto independiente dentro de la caja tipográfica.
  3. Cuerpo de la letra. APA y MLA no mencionan ningún cambio en el tamaño de la letra; sin embargo, sí es práctica editorial generalizada el disminuir el tamaño de la letra de las citas largas. Así lo corrobora José Martínez de Sousa (2007) y Roberto Zavala (1995) propone, específicamente, un punto menos que el cuerpo del texto.
  4. Separación de los párrafos anterior y posterior. En APA y en MLA no se aplica ningún espacio de separación. En los usos editoriales, en cambio, la cita se separa un renglón o espacio (o un cuadratín, dice Zavala) de los párrafos inmediatamente anterior y posterior a la cita (Martínez, 2008: 454).
  5. Espaciado. Los manuales de APA y MLA indican que el texto de la cita debe escribirse a doble espacio, pero cabe hacer la aclaración de que también indican que todo el manuscrito se escribe a doble espacio. Por lo tanto, la regla puede interpretarse como que la cita llevará un espacio análogo al del cuerpo de texto.
  6. Sangría. MLA, APA, Martínez de Sousa y Zavala coinciden en que una cita larga compuesta por un solo párrafo se escribe sin sangría. No obstante, si se compone de varios párrafos, los siguientes párrafos deberán llevar sangría inicial (Martínez, 2008: 454; Zavala, 1995: 301; APA, 2009: 171). La única excepción la hace el manual de MLA, puesto que en caso de citar dos párrafos o más, recomienda ponerles sangría a todos, siempre y cuando también el primer renglón del primer párrafo de la cita sea, en la fuente, un inicio de párrafo. De esta manera se le indica al lector experto si este es o no un párrafo independiente en la fuente consultada.
  7. Puntuación. A diferencia de lo que se veía en la cita corta, integrada en el texto del autor, en donde el punto se sitúa siempre después de la información parentética, los manuales de APA y MLA proponen que en las citas largas se debe respetar la puntuación de la fuente. Por lo tanto, si la última oración termina con punto final, se coloca este punto antes de la información parentética y luego se coloca otro punto después del paréntesis de cierre (para respetar la regla en español [Diccionario panhispánico de dudas, “paréntesis”, §3.a]; en inglés ese último punto es innecesario).
Otras maneras de dar formato a las citas
Martínez de Sousa menciona que existen otras alternativas editoriales para destacar las citas, no solo la que estamos proponiendo aquí de forma general. Por ejemplo, si el cuerpo de texto está a doble espacio y se elige no reducir el tamaño de la letra de la cita, esta irá a espacio sencillo, sin comillas. O bien, se puede elegir no darle un sangrado especial a la cita, pero siempre deberá ir en un cuerpo menor y distinguible del resto del texto. También existe la posibilidad de no hacer ningún cambio tipográfico del todo. En este caso, las comillas son obligatorias, tanto al inicio del primer párrafo, como de todos los demás párrafos que vengan después, en los que se usan las comillas de seguimiento; es decir, en lugar poner las comillas de apertura al inicio de cada párrafo, se escriben las comillas de cierre (» o ”), para indicar que la cita se inició desde el párrafo anterior y aún no ha terminado (Martínez, 2007: pp. 72-73; 2008: pp. 453-454).

Estas corresponden a variantes que a menudo encontramos en alguna publicación, pero cada vez se ven en menor cantidad.

La elipsis o supresión de texto en una cita
Sobre este tema tan complejo ya habíamos publicado varios artículos. Remito a su lectura, porque complementa la ortotipografía de las citas textuales y, sin duda, es necesario tomar en cuenta esas normas durante la escritura de obras académicas:

En síntesis
Si bien conviene revisar las reglas del manual bibliográfico al que uno debe apegarse (ya se trate del manual de una casa editorial o de una normativa bibliográfica, como las de Chicago, APA y MLA), la atención a los detalles hará que las citas bibliográficas de nuestra obra académica sean al mismo tiempo funcionales, precisas, exactas y elegantes.

Se deben evitar vicios como destacar todo el párrafo especial al escribirlo entre comillas o con negrita, cursiva u otra familia tipográfica. La elegancia está en la simplicidad tipográfica.

Lista de referencias
American Psychological Association (2009). Publication Manual of the American Psychological Association (6.a ed.). Washington, D.C.: Author.
Martínez de Sousa, J. (2007). Manual de estilo de la lengua española (3.
a ed.). Gijón: Ediciones Trea.
        
Martínez de Sousa, J. (2008). Ortografía y ortotipografía del español actual (2.
a ed.). Gijón: Trea.
Modern Language Association of America (2008). MLA Style Manual and Guide to Scholarly Publishing (3.
a ed.). New York: Author.